Vértigo…

Que el mundo pare! Que corto se me hace el viaje…

Ahora que se embraveció el presente, los almirantes sin brújula buscan futuros en el pasado. Los megasabios de Davos cerraron su show anual con el cerebro helado, Sarkozy gime bondad social, Berlusconi y el Vaticano se indignan porque la bella Eluana no podrá permanecer otros 18 santos años en coma, se reclama control estatal para el incontrolado capital, y mientras nuestros políticos se desprestigian a babor y estribor. Un mundo con urgente necesidad de futuro permanece más anclado que nunca en sus pasados.
¿Y si el futuro sólo estuviera en el futuro?
Nos enrocaron en el eje del mal del repulsivo Bush y nos ocultaron que, tras tanta imbecilidad, lo único que nos permitirá subsistir en dignidad será creando el eje del bien.
El eje del bien consiste en hacer posible la vida en dignidad para los 6.000 millones que habitamos el planeta: focalizar en el bienestar de cada ser humano, asegurando unos niveles dignos de alimentación, sanidad, formación y una incuestionable ética y justicia universales. Entender, sin retrógradas fajas cerebrales, que sigue pendiente la mayor revolución de la historia: la del talento y la libertad respetuosa.
Época triste ésta, en la que los más grandes se nos muestran, día tras día, como visibles e inexcusables enanos.
Con los mimbres del pasado, repetiremos pasados. Ahora sólo nos queda futuro. Y para construirlo, sobran cañones y faltan cojones.

Por Ángela Becerra del ADN

Això et farà volar!

Això et farà volar!

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